Cuando hablamos de aprendizaje, todo lleva su tiempo y hay todo un camino por recorrer.
No podemos ir deprisa y dejar atrás enseñanzas tan importantes como las relacionadas con la capacidad motriz de los más pequeños.
La psicomotricidad fina es una secuencia de movimientos coordinados que se realizan con diversas partes del cuerpo. La más conocida es la que coordina los movimientos de las manos y los ojos, como agarrar objetos.
Para desarrollar la motricidad fina, el niño debe trabajar con diferentes materiales, con el objeto de alcanzar el nivel adecuado de precisión y coordinación que requieren las tareas en las cuales se utilizan de manera simultánea los ojos, las manos y los dedos.
Del mismo modo, es necesario realizar ejercicios que fomenten el desarrollo de la coordinación viso-manual que llevarán al niño al dominio de la mano y de los elementos que intervienen en el movimiento de la misma: muñeca, antebrazo y brazo.
Este tipo de capacidades se desarrollan mediante el trabajo «fino» , a través de juegos y actividades determinadas, que les hacen implicarse y conseguir unas aptitudes determinadas frente al trabajo manual y a las acciones y movimientos corporales.
Dibujar, pintar, comprender las formas, juegos físicos que les ayudan a comprender su cuerpo (psicomotricidad)..Todos estos aspectos crean en ellos la capacidad de desarrollar capacidades motrices en el día a día.
Nosotros estas semanas estamos trabajando las líneas, las figuras geométricas, trabajar con papeles y pegatinas pequeñitas o atarnos los zapatos.
Estas actividades que a priori son muy básicas y que proporcionan a los niños y niñas una confianza e independencia que les van a ayudar a subsanar diferentes situaciones cotidianas.